jueves, 27 de marzo de 2014

Poe: "El Retrato Oval"

El castillo en el cual mi criado se le había ocurrido penetrar a la fuerza en vez de permitirme, malhadadamente herido como estaba, de pasar una noche al ras, era uno de esos edificios mezcla de grandeza y de melancolía que durante tanto tiempo levantaron sus altivas frentes en medio de los Apeninos, tanto en la realidad como en la imaginación de Mistress Radcliffe. Según toda apariencia, el castillo había sido recientemente abandonado, aunque temporariamente. Nos instalamos en una de las habitaciones más pequeñas y menos suntuosamente amuebladas. Estaba situada en una torre aislada del resto del edificio. Su decorado era rico, pero antiguo y sumamente deteriorado. Los muros estaban cubiertos de tapicerías y adornados con numerosos trofeos heráldicos de toda clase, y de ellos pendían un número verdaderamente prodigioso de pinturas modernas, ricas de estilo, encerradas en sendos marcos dorados, de gusto arabesco. Me produjeron profundo interés, y quizá mi incipiente delirio fue la causa, aquellos cuadros colgados no solamente en las paredes principales, sino también en una porción de rincones que la arquitectura caprichosa del castillo hacía inevitable; hice a Pedro cerrar los pesados postigos del salón, pues ya era hora avanzada, encender un gran candelabro de muchos brazos colocado al lado de mi cabecera, y abrir completamente las cortinas de negro terciopelo, guarnecidas de festones, que rodeaban el lecho. Quíselo así para poder, al menos, si no reconciliaba el sueño, distraerme alternativamente entre la contemplación de estas pinturas y la lectura de un pequeño volumen que había encontrado sobre la almohada, en que se criticaban y analizaban.
Leí largo tiempo; contemplé las pinturas religiosas devotamente; las horas huyeron, rápidas y silenciosas, y llegó la media noche. La posición del candelabro me molestaba, y extendiendo la mano con dificultad para no turbar el sueño de mi criado, lo coloqué de modo que arrojase la luz de lleno sobre el libro.
Pero este movimiento produjo un efecto completamente inesperado. La luz de sus numerosas bujías dio de pleno en un nicho del salón que una de las columnas del lecho había hasta entonces cubierto con una sombra profunda. Vi envuelto en viva luz un cuadro que hasta entonces no advirtiera. Era el retrato de una joven ya formada, casi mujer. Lo contemplé rápidamente y cerré los ojos. ¿Por qué? No me lo expliqué al principio; pero, en tanto que mis ojos permanecieron cerrados, analicé rápidamente el motivo que me los hacía cerrar. Era un movimiento involuntario para ganar tiempo y recapacitar, para asegurarme de que mi vista no me había engañado, para calmar y preparar mi espíritu a una contemplación más fría y más serena. Al cabo de algunos momentos, miré de nuevo el lienzo fijamente.
No era posible dudar, aun cuando lo hubiese querido; porque el primer rayo de luz al caer sobre el lienzo, había desvanecido el estupor delirante de que mis sentidos se hallaban poseídos, haciéndome volver repentinamente a la realidad de la vida.
El cuadro representaba, como ya he dicho, a una joven. se trataba sencillamente de un retrato de medio cuerpo, todo en este estilo que se llama, en lenguaje técnico, estilo de viñeta; había en él mucho de la manera de pintar de Sully en sus cabezas favoritas. Los brazos, el seno y las puntas de sus radiantes cabellos, pendíanse en la sombra vaga, pero profunda, que servía de fondo a la imagen. El marco era oval, magníficamente dorado, y de un bello estilo morisco. Tal vez no fuese ni la ejecución de la obra, ni la excepcional belleza de su fisonomía lo que me impresionó tan repentina y profundamente. No podía creer que mi imaginación, al salir de su delirio, hubiese tomado la cabeza por la de una persona viva. Empero, los detalles del dibujo, el estilo de viñeta y el aspecto del marco, no me permitieron dudar ni un solo instante. Abismado en estas reflexiones, permanecí una hora entera con los ojos fijos en el retrato. Aquella inexplicable expresión de realidad y vida que al principio me hiciera estremecer, acabó por subyugarme. Lleno de terror y respeto, volví el candelabro a su primera posición, y habiendo así apartado de mi vista la causa de mi profunda agitación, me apoderé ansiosamente del volumen que contenía la historia y descripción de los cuadros. Busqué inmediatamente el número correspondiente al que marcaba el retrato oval, y leí la extraña y singular historia siguiente:
"Era una joven de peregrina belleza, tan graciosa como amable, que en mal hora amó al pintor y se desposó con él. Él tenía un carácter apasionado, estudioso y austero, y había puesto en el arte sus amores; ella, joven, de rarísima belleza, toda luz y sonrisas, con la alegría de un cervatillo, amándolo todo, no odiando más que el arte, que era su rival, no temiendo más que la paleta, los pinceles y demás instrumentos importunos que le arrebataban el amor de su adorado. Terrible impresión causó a la dama oír al pintor hablar del deseo de retratarla. Mas era humilde y sumisa, y sentóse pacientemente, durante largas semanas, en la sombría y alta habitación de la torre, donde la luz se filtraba sobre el pálido lienzo solamente por el cielo raso. El artista cifraba su gloria en su obra, que avanzaba de hora en hora, de día en día. Y era un hombre vehemente, extraño, pensativo y que se perdía en mil ensueños; tanto que no veía que la luz que penetraba tan lúgubremente en esta torre aislada secaba la salud y los encantos de su mujer, que se consumía para todos excepto para él. Ella, no obstante, sonreía más y más, porque veía que el pintor, que disfrutaba de gran fama, experimentaba un vivo y ardiente placer en su tarea, y trabajaba noche y día para trasladar al lienzo la imagen de la que tanto amaba, la cual de día en día tornábase más débil y desanimada. Y, en verdad, los que contemplaban el retrato, comentaban en voz baja su semejanza maravillosa, prueba palpable del genio del pintor, y del profundo amor que su modelo le inspiraba. Pero, al fin, cuando el trabajo tocaba a su término, no se permitió a nadie entrar en la torre; porque el pintor había llegado a enloquecer por el ardor con que tomaba su trabajo, y levantaba los ojos rara vez del lienzo, ni aun para mirar el rostro de su esposa. Y no podía ver que los colores que extendía sobre el lienzo borrábanse de las mejillas de la que tenía sentada a su lado. Y cuando muchas semanas hubieron transcurrido, y no restaba por hacer más que una cosa muy pequeña, sólo dar un toque sobre la boca y otro sobre los ojos, el alma de la dama palpitó aún, como la llama de una lámpara que está próxima a extinguirse. Y entonces el pintor dio los toques, y durante un instante quedó en éxtasis ante el trabajo que había ejecutado. Pero un minuto después, estremeciéndose, palideció intensamente herido por el terror, y gritó con voz terrible: "¡En verdad, esta es la vida misma!" Se volvió bruscamente para mirar a su bien amada: ¡Estaba muerta!"

Después de haber leído el texto realiza la siguiente consigna:

1) Lugar.
2) Tiempo.
3) Narrador.
4) Argumento.
5) El título.

1- En un castillo.

2- Tarde y noche.

3- La narración es en primera persona equisciente y el protagonista es un testigo desconocido, que extrae el relato de un libro cuyo autor no se menciona.

4- El pintor retrata a su mujer y está pacientemente posa para el retrato. El pintor está tan absorto en su obra, que no advierte que la vida de la joven está pasando al retrato, por lo cual al terminar el cuadro descubre recién que su mujer está muerta.
 
5- El título proviene de que un cuadro oval, con marco dorado y ricamente afiligranado al estilo morisco, que representa el retrato de una mujer joven y hermosa, constituye el tema central del relato, a tal punto que la historia es simplemente la narración del modo como ese cuadro fue pintado, y él porque de la vida que hay en la joven retractada.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Modernismo (literatura en español)

En la literatura en lengua española, el término modernismo denomina a un movimiento literario que se desarrolló entre los años 1890-1910, fundamentalmente en el ámbito de la poesía, que se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático, el culturalismo cosmopolita y una profunda renovación estética del lenguaje y la métrica.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Modernismo_%28literatura_en_espa%C3%B1ol%29

Horacio Quiroga

Nació el 31 de diciembre de 1878 en Salto pero la mayor parte de su vida vivió en Misiones, Argentina. Falleció el 19 de febrero de 1937.


jueves, 20 de marzo de 2014

Texto Argumentativo

EL TABACO.

El tabaco, como las drogas, crea adicción. Está compuesto por nicotina. Antes, los primeros cigarros no tenían tanta adicción como ahora, puesto que tenían menos cantidad de nicotina.
En la actualidad casi todas las personas fuman aun sabiendo las consecuencias que trae fumar tanto. Fumar es malo porque si fumas mucho los pulmones se ponen negros. Las consecuencias son: bronquitis, asma y sobretodo, cáncer de pulmón. En los fumadores los dientes tienden a mancharse gradualmente por la acción de la nicotina y el alquitrán. El humo de los cigarrillos contienen sustancias químicas que se adhieren fuertemente a las superficies dentales. En la boca se producen también varias enfermedades como manchas en los dientes, caries, disminución de las sensaciones del gusto y el olfato, halitosis (mal aliento), enfermedad periodontal, cáncer de la cavidad oral o cáncer de labio.

Texto Descriptivo

Voy a describir a un gato.
El gato es un animal pequeño, principalmente carnívoro, que pertenece a la familia de los felinos. Como animal doméstico o mascota es muy popular y, además, es apreciado como cazador de ratones, tiene uñas retráctiles, como casi todos los felinos, aparte de buen olfato y oído, excelente visión nocturna y un cuerpo musculoso y compacto caracterizado sobre todo por su flexibilidad. Su esperanza de vida es de 15 años aproximadamente, y posee una excelente memoria que le facilita la labor de aprender por medio de la observación y la experiencia para lo que presenta mucha aptitud.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Una peripecia creada por mí, "La Explosión Desconocida"

Era una tarde, como las 18:00, clima templado y cielo despejado, un cielo naranja y el sol por ocultarse, yo caminaba hacia mi casa porque había salido a caminar y era hora de regresar.
A  las 22:30, estaba mirando televisión, cuando de repente se escucha una explosión muy fuerte en el centro de Carmelo. Mi madre, junto a mi familia, dijo que empacáramos lo que podíamos, para así partir rumbo a Montevideo.
Según lo que dicen las noticias, una explosión desconocida fue provocada en el centro de la ciudad de Carmelo, abarcando toda una cuadra, provocando muertes y graves heridos y se supone que fue un ataque terrorista.
Las autoridades siguen investigando el caso y se preguntan, ¿Por qué? ¿Realmente fue un ataque terrorista? ¿Acaso lo provocó el ser humano? ¿Será una bomba?, todas estas preguntas dejan con intriga a la sociedad.
Después de tres semanas más tarde, un periodista decide visitar Carmelo para ver como estaba la cosa y envía esta fotografía a los noticieros para que la muestren y que la vea todo el país y el mundo entero.


Y ahora solo queda esperar..... continuará....

PD: La imagen fue editada por mí y la historia también.

Definicón de Narrador y Peripecia

1. El narrador es la voz que cuenta y relata sucesos, historias o anécdotas, en cierto orden y con una determinada presentación.

2. Es el argumento de una obra literaria, suceso o circunstancia repentina que cambia el estado de las cosas. Ejemplo:
Esta novela narra las peripecias de un marido.

sábado, 15 de marzo de 2014

Definición de Literatura

En la primera definición me he basado en un Diccionario.

La literatura es el arte que utiliza como instrumento la palabra, proviene del término latino litterae y hace  referencia a la acumulación de saberes para escribir y leer de modo correcto.

En la segunda definición me he basado en el famoso Peruano Mario Vargas Llosa en la Literatura.

La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos. Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, el sentido o el sinsentido de la historia, el más acá y el más allá del conocimiento racional. (Definición de literatura del premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa).